Jardines radiantes con frutas abundantes,
rodean los palacios imponentes y brillantes,
cuyas paredes simétricas de cristal
reflejan los ríos claros que viajan al celeste mar;
en medio de aquel palacio una idea caía en cascada.
Pensó en todas las aventuras que podría tener,
todas las eras de la historia que le gustaría conocer
todos los idiomas que podría aprender
todas las ciudades y playas y junglas que recorrer.
Pero incluso hacer ello solo supondría una fracción de la eternidad
se sintio pequeño ante la inmensidad del paraíso
ofrecida frente a el.
Con el tiempo comenzó a rechazar esa idea
«Quién querría algo así?» se preguntaba
«Como no podría alguien volverse loco?»
Parecía un cruel truco.
Esa incertidumbre sobre el valor de su alma
que una eternidad de sumisión le aguarda,
posaba una duda sobre todo el diseño,
así que recurrió a su única figura de autoridad.
«Padre, no nos aburriremos en el cielo?»
Su padre rio.
«Primero preocupate en llegar allí
luego podrás pensar en algo que hacer»
No fue una respuesta que le haya gustado,
así que se marchó en busca de una verdad que ya había olvidado.
«¿Cómo se mantendría entretenido por toda la eternidad?«
La pregunta lo atormentaba una y otra y otra vez
No pudo dormir
Tendria que haber alguna formula,
alguna manera de escapar limitaciones finales.
Los sueños se lo llevaron a trastes.
Y esa noche, una idea lo desperto
con todo su simple fulgor.
Pasaría la eternidad en el paraíso,
Viviendo como todas y cada una de las cosas que hubieran vivido
Cada arbol, cada flor,
cada animal e insecto
cada persona que alguna vez fue
y cada vez, borraria su memoria
para así siempre esperar el paraíso.
Respiro con alivio, se acosto
y cerrando sus ojos,
justo antes de dormir por ultima vez
se acordó que todo esto ya había ocurrido
y su vida ahora, su hogar, su padre, su rostro,
era simplemente un sueño que soñó desde aquel paraíso.
Nota de editor: Últimamente me he sentido un poco triste con la vida, con sus altos y bajos y bajos aún más profundos, supongo. Todos pasamos por esas montañas rusas de emociones, incluso tú en ocasiones, querido lector. Y bueno aunque las cosas no salgan siempre como quieras, recuerda que hay alguien afuera que te ama, pero si no sientes ese amor cercano, piensa en mi, porque yo te amo.
Para todas, todos y cada uno de ustedes dedico mis poemas, aquellos lectores invisibles que desde la sombra me observan, disfruten la canción que este poema inspiró.