Escribir un poema es escribir un sentimiento
que puedes lanzar en el vacío
que se atrapa como quien atrapase un resfrio
y que se transmite por un pensamiento.
Es escribir palabras que habiten ese vacío
palabras cuyo significado cambia
de poeta a poeta a través de las letras
entre lectores y reinas.
Cuando pequeño leía muchas palabras
escritas entre páginas desgastadas
palabras de amor, temor, compasión, horror, temor y perdón
palabras cuyo significado me escapaba
y por las que mi mente se obsesionaba.
Me obsesionaba con ellas en las noches de insomnio
durante los primeros días de otoño
también en los días que prefiero haber dejado en el olvido
en medio de funerales y fiestas
en medio de la incertidumbre y tristeza
en medio de muerte y cerveza.
En días aburridos
en medio de los viajes largos, incómodos y jodidos
en medio de las llamadas largas
o de besos distanciados por la plaga
en días que me traen desesperanza
y en días felices, llenos de calma.
Las palabras siempre me llaman
y voy a ellas como una polilla a la llama
Me duermo en las noches pensando:
¿Qué sentimientos nuevos por conocer me faltan?
¿Que nuevos poemas descubriré entre las cenizas de las llamas?
¿Que palabras escribiré que perduraran en el mañana?
Se que me falta el tiempo para escribir mil poemas
pero el que tengo es suficiente para escribir varias letras.
Letras de amor, temor, compasión, horror, temor y perdón
letras que habitaran el vacío que dejará
mi partida de este cruel y hermoso planeta.