Una vez vi una estrella,
allá arriba entre la mas profunda soledad
y tu rostro se veía allí, marcado por polvo estelar.
Mirándome de vuelta con su calor,
que emanaba desde el corazón
aquella estrella no era nada mas que el Sol
que se alzaba majestuoso, solo y sin fulgor
Se alzaba en el horizonte del oceano,
iluminado las playas donde nuestras huellas estuvieron,
donde en medio de la marea y la espuma,
de tus bocas salieron las palabras que mi corazón detuvieron.
«Te amo, o eso me temo».
Una vez vi mil estrellas,
allá arriba en la ardiente noche,
arriba veía nuestras aventuras forma tomar,
vi la brisa del mar soplar suavemente sobre dos figuras que se besaban lentamente
Y vi a las estrellas formar una fiesta en el medio del mar inclemente
Vi la parada de bus donde siempre te solía dejar
y vi tus labios desde el cielo pronunciar:
«Mira a las estrellas cuando pienses que me puedes olvidar»
Y mire, mire mas arriba, mire hasta que vi un billón de estrellas
que deletreaban tu nombre,
y la galaxia entera que hablaba de tu renombre.
Mire al cielo hasta que las luces naranjas salieron,
las luces purpuras y azules de la mañana,
las luces amarillas de un sol que brillaba
sobre una tumba cuyas noches en soledad pasaba.
Mire al cielo nocturno
donde nuestro ultimo recuerdo juntos,
estará por cien años, por mil años
hasta que la ultima estrella deje de brillar,
y al cielo mis ojos no puedan ver mas.
Una vez vi una estrella, allá arriba entre la mas profunda soledad.
Brillaba, como si su fulgor jamás se fuera a acabar.